31 oct 2007

Yo vine para preguntar 106: ¿Y el miedo?


Ah, qué tema...

Sueltos:

1) El miedo no es zonzo.

2) Todas las veces que en la Biblia se dice de parte de Dios "No temas".

3) No hay nada como el peligro/pa refrescar a un mamao.

4) Las fobias.

5) El miedo a que el peronismo sea eterno ;-)

6) de un tal Shel Silvestein, al que acabo de conocer. Me gusta, discretamente:




El miedo

Bernabé Bransen tenía miedo de ahogarse.
Por eso nunca nadaba
no remaba
ni se bañaba.
Lo único que hacía
de noche y de día
era quedarse sentado
con la puerta bien cerrada
temblando como una hoja,
con las ventanas tapiadas,
por si venía una ola.
Y tanto lloró
que el cuarto se inundó
y se ahogó.


7) "Como en toda batalla, los primeros derrotados fueron los ojos." (cita libre vaya a saber de dónde...)
Lo único que hac

21 oct 2007

Yo vine para preguntar 105: ¿Cómo hacen...?


algunos adolescentes para ser tan pero tan colgados? Porque yo estoy a punto de sospechar que sea una pose, no puede ser...

Dos compañeros de colegio y a su vez amigos desde jardín de infantes. Están en esa escuela desde hace 12 años, ahora tienen 17, 18; el cambio más reciente de autoridades fue hace dos.




El:-Che, ¿hay algún problema con vos, que tu vieja viene tanto al colegio?

Ella:- ...es la vicedirectora, boludo.

16 oct 2007

Yo vine para elogiar: Universidad Virtual de Quilmes


La Universidad Virtual de Quilmes
forma parte de la Universidad Nacional de Quilmes y ofrece carreras virtuales de las que participan miles de personas en distintas partes del mundo. Como me gusta aprender (estudiar sistemáticamente, ejem, no siempre, pero como igual leo y aprendo, que me den un papelito sellado, je...), pero no dispongo de tiempo para ir a ninguna parte a cursar presencialmente, decidí hace unos años hacer una carrera ahí. Me gustó, después hice otra y acabo de ver en mi foja académica que aprobé los dos finales que me faltaban, así que me recibí. Son cosas extras que hago porque me gustan, y en las dos carreras fue tan buena mi experiencia que tengo ganas de elogiar a la UVQ, y si alguno que pasa anda pensando en seguir estudiando, fíjese el sitio de la Universidad, vale la pena.






-Mi experiencia con las instituciones estatales es de jugarles una ficha, pese a todo. Creo que deberían ser las mejores en todo sentido. Estudié desde la primaria en instituciones públicas y estoy muy satisfecha. Pero siempre lamenté que lo público se asocie en Argentina a lo degradado, lo ineficaz, lo sucio, "lo atamo con alambre lo atamo", etc., frecuentemente con razón. No veo el nexo lógico. En fin, cuestión que cuando me enteré de la Universidad Virtual de Quilmes, me pareció genial cursar por internet e ir a dar los finales presencialmente pero me dije "mmmm..., papelerío, trámites por internet? ya veo que cuando vaya a dar finales no voy a figurar inscripta, o sí, pero en el final de alguna otra carrera, o tarde y no voy a poder rendir, o que van a tardar mil años para darme el título para revelarme al final que no sé qué materia "no te figura en el sistema" así que a recursarla, etc.". Falsas alarmas: un relojito. Cursé en total dos carreras durante cuatro años y medio, y jamás pero jamás un problema de ese tipo. Las únicas dos veces en que tuve algún problema con la facturación, fue llamar y resolverlo en el momento y nunca más un tema. Y se trata de una eficacia cálida, en general, atienden con la mejor de las ondas y de la buena voluntad.


-La bibliografía es de lo más actualizada e interesante y no hay, como suele haber en muchas otras instituciones, exceso de textos cuyos temas se superpongan o reiteren en vano. Tampoco ese choreo vil de tantas cátedras donde casi toda la bibliografía obligatoria está escrita por...el titular de la cátedra...


-El enfoque en las áreas sociales no es liberal salvaje, onda "seeee, que se concentre toda la riqueza en cuatro o cinco en la punta de la pirámide, total después se derrama sola p'abajo", ni delirantemente contestatario. Enfoques críticos de la realidad, no nihilistas ni neciamente optimistas.


-Estética, fundamental: muchas universidades son una mugre repugnante, alimentada pertinazmente por la "izquierda estudiantil", que hace un culto fervoroso de la suciedad, el desorden y la degradación de los lugares por donde pasan. No sólo ellos pasan, pero es un detalle pequeñamente burgués que no tiene por qué importarles, no?...en fin, la UNQUI es un edificio modesto, pero tiene algunas cuestiones estéticas invalorables: está en un campus, un modesto y bien cuidado campito, con césped y flores que los estudiantes cuidan, al menos absteniéndose de tirar basura en cualquier parte -hay cestos y los usan; dentro, se nota cierta...restricción de presupuesto, pero es todo muy digno. Geniales los baños: limpian a cada rato y hay, oh delicia de las delicias en institución pública: papel higiénico en los baños, ganchitos para colgar la ropa, dispensadores de jabón que...andan y tienen jabón!!! y secadores de manos que funcionan. Las aulas son dignas, no hay cinco mil alumnos en veinte metros cuadrados y están limpias. Los pasillos son amplios y abundan las mesas y sillas para sentarse.


-Editan la colección Ciencia que ladra, que es lo más de lo más.


-Las carreras presenciales son gratuitas (bueno, no, los ciudadanos pagamos impuestos, regalado no es nada, pero se entiende) y las virtuales que cursé yo, $150 para los argentinos. Accesible.


-El campus virtual funciona muy bien. Cuando lo desactivan y uno no va a poder entrar, avisan con tiempo.


-El cuerpo de profesores, en su amplia mayoría, gente responsable, sólida, muy bien formada. Para mantener la cosa a escala humana, muy cada tanto aparece algún profesor medio lerdo en contestar mails o consultas pero es realmente una rara avis.


-Las clases ayudan a entender los ejes centrales de los temas; los parciales son una perfecta integración de las clases y los finales, una perfecta integración de los parciales. Además, los parciales suelen devolverlos con grillas de corrección muy claras donde hacen evidente qué conceptos se esperaba constatar, cosa que también está clarísima en los programas.


-Si bien la sede está en Bernal, zona sur del Gran Buenos Aires, que estéticamente para mí es un dolor de cabeza empezando por el ferrocarril Roca, la zona de la universidad está en el barrio parque de Bernal: casas modestas para lo que es un barrio parque de otras zonas, pero jardincitos, veredas con pasto y flores, etc.


-En fin, un placer: estatal y muy bueno.



6 oct 2007

Yo vine para recordar: Bruno


En octubre se celebran algunas vidas que me alegro mucho de que hayan existido: Teresita de Lisieux, Francisco de Asís, Teresa de Avila... Y hoy vi que se celebra al fundador de los Cartujos, Bruno. Me gusta que existan los contemplativos; me parece inevitable que su presencia resulte escandalosa tanto para ateos como para creyentes; Jesús escandalizaba. No lo buscaba, supongo, no se trata de proponerse escandalizar, al estilo rebelde sin causa; de proponerse escandalizar en vez de amar; pero bueno, de rebote, puede pasar. "Serían más útiles afuera" (qué palabra repugnante, "útil", aplicada a personas...), "no sirven para nada", "tienen miedo del mundo", etc. Pero todo eso se puede decir de Cristo también: hubiera sido más "útil" naciendo en otro lugar, en otras condiciones, con poder para imponer el bien; ¿cómo que es Dios y se deja matar, cómo que Dios lo quiere y no lo salva de la cruz, cómo que el padre del hijo pródigo sale a abrazarlo apenas lo ve volver, cómo que a los que trabajaron una hora en la viña el dueño les pagó lo mismo que a los que trabajaron varias, cómo que el Reino de Dios está dentro nuestro, cómo el Maestro lavando los pies de sus discípulos...? Y, claro, ¡¡¡¡cómo que resucitó!!!! Algunos salen del escándalo negando o evitando a Cristo; yo haría la apuesta contraria, diría que se sale del escándalo -como imposibilidad para creerle a Cristo- metiéndose más en El. Más, mucho más.
Aparte, la película El gran silencio, sobre la vida en la Gran Cartuja de los Alpes franceses, está muy buena.
Y siempre me llamó la atención aquello de que la orden "nunquam reformata quia nunquam deformata": nunca fue reformada porque nunca fue deformada...la primera vez que lo escuché me pareció algo soberbio, pero pensé después que también podría ser verdad y en ese caso, ¿por qué no lo dirían?; y aguantarse pasar por soberbio puede ser una forma de la humildad ;-)...
Encontré esta noticia sobre la vida de Bruno, un poco depurada de algunos elementos legendarios que no hacen ninguna falta y aparecen en algunas biografías.
Confesor, autor eclesiástico y fundador de la Orden de la Cartuja. Nació en Colonia hacia el año 1030; murió el 6 de octubre de 1101. (...)
Tenemos poca información sobre la infancia y juventud de San Bruno. Nacido en Colonia, habría estudiado en el colegio de la ciudad, o colegiata de San Cuniberto. Mientras era aún bastante joven (a pueris) fue a completar su educación a Reims, atraído por la reputación de la escuela episcopal y de su director, Heriman. Allí acabó sus estudios clásicos y se perfeccionó en las ciencias sagradas que en esa época consistían principalmente en el estudio de las Sagradas Escrituras y de los Padres. Allí se hizo, según el testimonio de sus contemporáneos, instruido tanto en la ciencia humana como divina. Completada su educación, San Bruno volvió a Colonia, donde fue provisto de una canonjía en San Cuniberto, y según la opinión más probable, elevado a la dignidad sacerdotal. Esto fue hacia el año 1055. En 1056, el obispo Gervais le llamó a Reims, para ayudar a su antiguo maestro Heriman en la dirección de la escuela. Este último estaba ya dirigiendo su atención hacia una forma de vida más perfecta, y cuando al final dejó el mundo para ingresar en la vida religiosa, en 1057, San Bruno se encontró como director de la escuela episcopal, o ecólatra, un puesto tan difícil como elevado, pues entonces incluía la dirección de las escuelas públicas y la supervisión de todos los establecimientos educativos de la diócesis. Durante casi veinte años, de 1057 a 1075, mantuvo el prestigio que la escuela de Reims había alcanzado bajo sus antiguos directores, Remi de Auxerre, Hucbald de St. Amand, Gerberto y últimamente Heriman. De la excelencia de su enseñanza tenemos una prueba en los títulos funerarios compuestos en su honor, que celebran su elocuencia, sus talentos poético, filosófico y por encima de todos exegético y teológico; y también en los méritos de sus discípulos, entre los cuales estaban Eudes de Châtillon, después Urbano II, Rangier, cardenal y obispo de Reggio, Robert, obispo de Langres y un gran número de prelados y abades.

En 1075 San Bruno fue nombrado canciller de la iglesia de Reims, y tuvo entonces que dedicarse especialmente a la administración de la diócesis. Mientras tanto, el piadoso obispo Gervais, amigo de San Bruno, había sido sucedido por Manasés de Gournai, que rápidamente se hizo odioso por su impiedad y violencia. El canciller y otros dos canónigos fueron encargados de llevar al legado papal, Hugo de Die, las quejas del indignado clero, y en el concilio de Autun, 1077, obtuvieron la suspensión del indigno prelado. La respuesta de este último fue arrasar las casas de sus acusadores, confiscar sus bienes, vender sus beneficios y apelar al Papa. Entonces Bruno se ausentó por un tiempo de Reims, y fue probablemente a Roma a defender la justicia de su causa. Sólo en 1080 una sentencia clara, confirmada por un alzamiento del pueblo, obligó a Manasés a retirarse y refugiarse con el emperador Enrique IV. Libre entonces de elegir otro obispo, el clero estaba a punto de unir sus votos en el canciller. Él, sin embargo, tenía designios muy diferentes en perspectiva. Según una tradición conservada en la Orden de la Cartuja, Bruno se persuadió de abandonar el mundo por la contemplación de un célebre prodigio, popularizado por el pincel de Lesueur – la triple resurrección del médico parisino, Raymond Diocres. A esta tradición se opone el silencio de los contemporáneos y de los primeros biógrafos del santo; el silencio del propio San Bruno en su carta a Raoul le Vert, preboste de Reims; y la imposibilidad de probar que estuviera nunca en París. No había necesidad de argumento tan extraordinario para hacerle dejar el mundo. Algún tiempo antes, cuando estaba en conversación con dos de sus amigos, Raúl y Fulco, canónigos como él de Reims, se habían inflamado tanto en el amor de Dios y el deseo de los bienes eternos que habían hecho voto de abandonar el mundo y abrazar la vida religiosa. Este voto, pronunciado en 1077, no pudo ponerse en obra hasta 1080, debido a diversas circunstancias.

La primera idea de San Bruno al dejar Reims parece haber sido ponerse él y sus compañeros bajo la dirección de un eminente solitario, San Roberto, que recientemente (1075) se había establecido en Molesme, en la diócesis de Langres, junto con un grupo de otros solitarios que iban más tarde (1098) a constituir la Orden Cisterciense. Pero pronto vio que esta no era su vocación, y después de una corta estancia en Sèche-Fontaine cerca de Molesme, dejó a dos de sus compañeros, Pedro y Lamberto, y se dirigió con otros seis a Hugo de Châteauneuf, obispo de Grenoble, y, según algunos autores, uno de sus discípulos. El obispo, a quien Dios había mostrado a estos hombres en un sueño, bajo la imagen de siete estrellas, les condujo e instaló él mismo (1084) en un lugar agreste de los Alpes del Delfinado llamado Chartreuse, a unas cuatro leguas de Grenoble, en medio de rocas escarpadas y montañas casi siempre cubiertas de nieve. Con San Bruno estaban Landuino, los dos Esteban, de Bourg y de Die, canónigos de San Rufo, y Hugo el Capellán, “todos ellos los hombres más sabios de su tiempo”, y dos laicos, Andrés y Guerin, que después se convirtieron en los primeros hermanos legos. Construyeron un pequeño monasterio donde vivieron en profundo retiro y pobreza, completamente ocupados en la oración y el estudio, y honrados frecuentemente con las visitas de San Hugo, que se volvió como uno de ellos. Su modo de vida ha sido recogido por un contemporáneo, Guibert de Nogent, que les visitó en su soledad. (De Vitâ suâ, I, ii). Mientras tanto, otro discípulo de San Bruno, Eudes de Châtillon, se había convertido en Papa con el nombre de Urbano II (1088). Resuelto a continuar la obra de reforma comenzada por Gregorio VII, y estando obligado a luchar contra el antipapa, Guiberto de Ravena, y el emperador Enrique IV, buscó rodearse de aliados devotos y llamó a su antiguo maestro ad Sedis Apostolicae servitium. Así el solitario se vio obligado a dejar el lugar donde había pasado más de seis años de retiro, seguido por una parte de su comunidad que no podía mentalizarse a vivir separada de él (1090). Es difícil indicar el lugar que ocupó entonces en la corte pontificia, o su influencia en los acontecimientos contemporáneos, que fue totalmente oculta y confidencial. Alojado en el palacio del propio Papa y admitido a sus consejos, y encargado, además, con otros colaboradores, de preparar asuntos para los numerosos concilios de este periodo, debemos concederle algún crédito por sus resultados. Pero él tuvo siempre cuidado de mantenerse en segundo plano, y aunque parece haber asistido al Concilio de Benevento (Marzo de 1091), no encontramos evidencia de que hubiera estado presente en los concilios de Troja (Marzo de 1093), de Piacenza (Marzo de 1095) o de Clermont (Noviembre de 1095). Su papel en la historia está borroso. Todo lo que podemos decir con seguridad es que apoyó con todas sus fuerzas al Soberano Pontífice en sus esfuerzos para la reforma del clero, esfuerzos inaugurados en el Concilio de Melfi (1089) y continuados en el de Benevento.
Poco tiempo después de la llegada de San Bruno, el Papa se había visto obligado a abandonar Roma ante las fuerzas victoriosas del emperador y el antipapa. Se retiró con toda su corte al sur de Italia. Durante el viaje, el antiguo profesor de Reims atrajo la atención del clero de Reggio en Calabria, que acababa de perder a su arzobispo Arnulfo (1090), y le dieron sus votos. El Papa y el príncipe normando Roger, Duque de Apulia, aprobaron firmemente la elección y presionaron a San Bruno a aceptarla. En una coyuntura similar en Reims había escapado huyendo; esta vez escapó haciendo que fuera elegido uno de sus antiguos discípulos, Rangier, que afortunadamente estaba cerca en la abadía benedictina de La Cava, cerca de Salerno. Pero temió que tales intentos se repitieran; además estaba cansado de la agitada vida que le había sido impuesta, y la soledad le invitaba siempre. Pidió, por tanto, y después de mucha dificultad, consiguió el permiso del Papa para volver de nuevo a su vida solitaria. Su intención era reunirse con sus hermanos en el Delfinado, como deja claro una carta dirigida a ellos. Pero la voluntad de Urbano II le mantuvo en Italia, cerca de la corte papal, a la que podía ser llamado en caso de necesidad. El lugar elegido para su nuevo retiro por San Bruno y algunos seguidores estaba en la diócesis de Squillace, en la vertiente oriental de la gran cadena que cruza Calabria de norte a sur, y en un alto valle de tres millas de largo y dos de ancho, cubierto de vegetación. Los nuevos solitarios construyeron una pequeña capilla de tablones para sus reuniones piadosas y, en las profundidades de los bosques, cabañas con techo de barro para sus moradas. Una leyenda dice que San Bruno mientras estaba en oración fue descubierto por los sabuesos de Roger, Gran Conde de Sicilia y Calabria y tío del Duque de Apulia, que estaba cazando entonces en la vecindad, y que así aprendió a conocerlo y venerarlo; pero el Conde no tenía necesidad de esperar esa ocasión para conocerle, pues fue probablemente por invitación suya que los nuevos solitarios se establecieron en sus dominios. Ese mismo año (1091) les visitó, les hizo cesión de las tierras que ocupaban, y una estrecha amistad se creó entre ellos. Más de una vez San Bruno fue a Mileto a tomar parte de las alegrías y las penas de la noble familia, para visitar al Conde cuando enfermó (1098 y 1101), y para bautizar a su hijo, Roger, el futuro Rey de Sicilia. Pero más a menudo fue Roger quien fue al desierto a visitar a sus amigos, y cuando, por su generosidad, se construyó el monasterio de San Esteban, en 1095, cerca de la ermita de Santa María, se erigió anexa a él una pequeña casa de campo en la que le gustaba pasar el tiempo que le dejaba libre el gobierno de su Estado.
(...) Antes de su muerte reunió por última vez a sus hermanos a su alrededor e hizo en su presencia profesión de la Fe Católica, cuyos términos se han conservado. Afirma con especial énfasis su fe en el misterio de la Santísima Trinidad, y en la presencia real de Nuestro Salvador en la Sagrada Eucaristía – una protesta contra las dos herejías que habían perturbado ese siglo, el triteísmo de Roscelin, y la empanación de Berengario. Tras su muerte, los Cartujos de Calabria, siguiendo una costumbre frecuente de la Edad Media por medio de la cual el mundo cristiano se asociaba a la muerte de sus santos, despacharon a un “portador de rollo”, un criado del convento cargado con un largo rollo de pergamino, colgado de su cuello, que viajó por Italia, Francia, Alemania e Inglaterra. Se detuvo en las principales iglesias y comunidades para anunciar la muerte, y a cambio, las iglesias, comunidades o capítulos inscribían en su rollo, en prosa o verso, la expresión de sus sentimientos, con promesas de oraciones. Muchos de estos rollos se han conservado, pero pocos son tan extensos o tan llenos de alabanzas como el de San Bruno. Mil setenta y ocho testigos, de los que la mayoría había conocido al fallecido, celebraban la extensión de su conocimiento y lo fructífero de su instrucción. Los que le eran extraños estaban sobre todo impresionados por su conocimiento y talentos. (...).
San Bruno fue enterrado en el pequeño cementerio de la ermita de Santa María, y muchos milagros se obraron en su tumba. Nunca ha sido canonizado formalmente. Su culto, autorizado para la Orden Cartuja por León X en 1514, se extendió a toda la Iglesia por Gregorio XV, el 17 de Febrero de 1623 (...)

Como escritor y fundador de una orden, San Bruno ocupa un puesto importante en la historia del Siglo XI. Compuso comentarios sobre los Salmos y las Epístolas de San Pablo, los primeros escritos probablemente durante su época de profesor en Reims, los segundos durante su estancia en la Gran Cartuja si podemos creer a un viejo manuscrito visto por Mabillon-- "Explicit glosarius Brunonis heremitae super Epistolas B. Pauli".

Dos cartas suyas aún se conservan, también su profesión de fe, y una corta elegía de desprecio del mundo que muestra que cultivó la poesía. Los “Comentarios” nos descubren a un hombre ilustrado; sabe un poco de hebreo y griego y lo usa para explicar, o si es necesario, para rectificar la Vulgata; está familiarizado con los Padres, especialmente San Agustín y San Ambrosio, sus favoritos. “Su estilo”, dice Dom Rivet, “es conciso, claro, nervioso y simple, y su latín tan bueno como podría esperarse de ese siglo: sería difícil encontrar una composición de esta clase más sólida y más luminosa, más concisa y más clara”.

5 oct 2007

Yo vine para preguntar 104: Inimputable, ¿no?







Pensé a raíz de esta noticia que cuenta el asesinato a cuchilladas cometido por un chico de 12 contra uno de 13, porque, a decir del asesino, no soportaba más sus cargadas cotidianas.
El nivel de previsión que tuvo hace difícil pensar algo como inimputabilidad, me parece...pero por otro lado, yo hace 15 años que trabajo como docente, veinte que estoy en contacto casi diario con adolescentes/preadolescentes, y afirmo rotundamente que:



-el autoritarismo padecido en Argentina durante los largos períodos en que los milicos "salvaron a la Patria" dejó una herencia lamentable, aparte de las vidas segadas al cuete: y es que el péndulo osciló hacia el otro extremo. Tanto reprimir a lo pavo cualquier conducta, que ya no se puede reprimir ni las que resultan inadmisibles para vivir en sociedad, con parámetros de mínima...Entonces resulta que ahora, y hace un par de décadas, poner cualquier límite es percibido como "autoritarismo". En los ámbitos escolares esto se hace sentir en que muchísimos alumnos pueden pasar de grados sin saber nada -para que no se "traumen" con repetir de año- y llegan a recibirse a los 18 años sin saber leer una línea de corrido o redactar dos frases coherentes. Literalmente. Y en que no haya ningún tipo de sanción seria para los que le joden seriamente la vida a los demás.



-parte de la perversión del sistema educativo es que está armado para que la pasen bárbaro los vagos, los violentos, los desubicados, porque "no hay que castigar, hay que dialogaaaaaaaaaaaar..."; los pibes la tienen reclara y es frecuente que se manden a romper mobiliario, joderles la vida a compañeros más débiles o, sencillamente, no hacer absolutamente nada (empezando por no llevar al colegio ni hojas, ni biromes ni libros), porque saben que, a lo sumo, los convocará algún directivo "para charlar"...con el beneficio adicional de que pierden horas de clase. Yo trabajé en un colegio cuya rectora tenía un nivel de demagogia repugnante y estaba convencidísima de que cuando los cromagnones rompían por ejemplo las impresoras, o destrozaban los inodoros, o amenazaban con palizas a algún profesor, había que "hablarles"; hubiera debido verlos cuando salían de "dialogar" con ella, muriéndose literalmente de risa, imitándola como si fuera la mina de "Cuidáte, queréte" (no encuentro ningún video que no tenga alguna guarrada, pero realmente el tono de la rectora era así ...y les salía muy bien a los turritos, je...); y fascinados con la perspectiva de que semejante diversión se reiterara varias veces más a lo largo del año. O que un alumno le pegue a una profesora y la responsabilidad según la rectora sea de aquella, porque "no los había motivado suficientemente para el aprendizaje, si no, el alumno hubiera estado sentado en su banco" trabajando cual abejita laboriosa...



-las conductas heroicas están muy bien y son parte de una utopía que comparto, en la medida en que sean elegidas. Me parece el colmo del sadismo imponérselas a alguien que padece cotidianamente violencias ajenas. Las teorías sicológicas, que suelen prestar tantos servicios cuando nadie las necesita, dirán lo que digan, pero mi experiencia de 15 años y 8 colegios (privados, públicos, laicos, religiosos, poblados de marginales, de gente "bian" y de todos los matices del medio) me alcanza para afirmar que la maldad y la bondad no dependen en absoluto, ni en calidad ni en cantidad, de la edad que se tenga ni de condición socioeconómica ninguna. Un chico de diez años puede hacer tanto mal y tanto bien como un adulto, en términos relativos, en función de los instrumentos que tenga al alcance; para el caso, igual que alguien de 30 años o de 67. En los colegios, el nivel de maldad, de hostigamiento, de sadismo, que los "fuertes" les hacen padecer a los "débiles", es creciente; entre otras cosas, porque hay una absoluta impunidad, y algo peor, una victimización de la víctima, porque "no se integra" (¿por qué tendría que "integrarse" a una banda de matoncitos sicóticos, que es en lo que se transforman muchos chicos cuando están en grupo), porque "son cosas de chicos" (¿y?), porque "no es para tanto", porque "se tiene que aprender a defender", porque misteriosamente resulta que el agresor es en realidad la víctima del sistema que blabla, etc. (si vale esto último, declarémonos todos inimputables, todos, los que vivimos en el Quinto mundo especialmente). La vida de muchos chicos y chicas en el colegio es un infierno de desprecios, cargadas y agresiones intensísimas, que vía Internet, puede darse en continuado 24/24, todos los días, a través de mails, fotologs, youtube, etc. Los colegios privados rara vez echan a alguien porque son una empresa que necesita clientes; los públicos, porque tienen ese discurso de progre barato de que "la escuela no tiene que ser expulsora, bla" (¿no?, ¿nunca?, ¿ni cuando corre peligro la vida física o emocional de los agredidos y los agresores no dan la menor señal de querer cambiar nada, ni siquiera conductas, ya que los "valores" no los van a cambiar por decreto?). Para un adulto es fácil relativizar todo esto, pero para un chico, el colegio es una parte esencial de su vida, aunque más no sea por el tiempo que se ve obligado a pasar entre sus paredes. No hay que pedirle peras al olmo...



-Es conmovedora la necesidad que tenemos de encontrar/inventar regularidades, leyes, para las conductas humanas, en medio del caos en que vivimos (no los argentinos, la humanidad, digo). Ahora, claro, que a ver si la familia es disfuncional (con los parámetros idealistas que se suelen usar, el 110% de las familias lo es), que si el padre o la madre estaban poco en la casa, que si el pibe tiene esquizofrenia...Pero resulta que cuando se establezcan estos datos, sigue faltando algo: si fueran esas causas las que explican todo, la realidad debería mostrar que "todos los X a los que les pasa Y reaccionan de modo Z"; daría la tranquilidad de que alguna conducta humana es previsible...ejem...y cuando se empieza a mirar con honestidad, resulta que lo único previsible es que "Todos los chicos que se llamen Juan Pérez y vivan en Garmendia 2334 al 20 de agosto del 2007 mataron a un compañero que los cargaba." O sea, nada.



-Me parece que en esta área y en otras es necesario un mix dinámico de medidas a corto y a largo plazo. Comparto la utopía de que el amor pueda más que el odio, de que busquemos el bien y la justicia por sí mismos y no movidos por látigos o zanahorias de diverso orden, etc. Ahora, mientras eso pase (y habría que hacer algo para que pasara, porque el abracadabra no funciona), me parece perverso decirles a las víctimas (de cargadas en el colegio, de robos callejeros, de injusticias laborales, etc.), que se aguanten porque "con la violencia no se soluciona nada", porque "lo que hay que hacer es diseñar estrategias de prevención", bla. Me parece que hay que hacer las dos cosas; si no, es estar sentados sobre una bomba de tiempo por lo que dije antes: lo del heroísmo estoico para aguantar violencias injustas estará muy bien para el que decida vivirlo, pero nadie tiene el derecho de imponerle esa conducta a nadie. Los vecinos de Haedo son víctimas, seguramente, de muchas violencias macro...pero como no pueden desarticularlas, hacen esto, que es lo que tienen a mano. ¿Hay que pedirles que, como se tienen que aguantar que los joda "el sistema", también se tienen que aguantar los choreos, arrebatos y despojos de este tipo? ¿Por qué? De nuevo, las leyes deberían contemplar las conductas humanas de las personas reales sometidas a situaciones reales, no las conductas deseables para entelequias platónicas, diseñadas por burócratas y teóricos en la comodísima tranquilidad de sus protegidos despachos.



-Pienso en los padres...del chico asesinado, del asesino...en los respectivos amigos...en los vecinos...me pienso yo en sus lugares...